Bajo la supervisión de expertos en la materia, en enero de 2006 el Programa de Entrenamiento Intensivo (PEI) abrió sus puertas a la primera generación de estudiantes, el primer arnés ensamblado por estudiantes del PEI en Querétaro logró la calificación de cero defectos, resultado que por más de 25 años no se había alcanzado en Montreal; el esfuerzo daba frutos y la mano de obra mexicana atraía el interés de este sector tan exigente.

Al mismo tiempo, el personal docente continuaba con su capacitación y lograba las certificaciones correspondientes por la industria. Querétaro era el primer estado de la República Mexicana que contaba con profesores certificados como instructores en las áreas de ensambles eléctricos y estructurales para aeronaves y ahora enfrentaban un nuevo reto: certificarse para impartir una serie de cursos de especialización, necesarios para la manufactura de componentes más complejos y procesos más elaborados.

Mientras los profesores se capacitaban en diversas disciplinas, la industria continuaba su arribo a la entidad generando empleo e inyectando capital, al mismo tiempo que sus solicitudes de capacitación continuaban diversificándose: maquinado mediante técnicas de control numérico, laminado, etc., reafirmándose así la necesidad de crear una institución de educación superior especializada en formaciones aeronáuticas.